TESTIMONIOS
Miguel Aranguren
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“Nunca pasa nada”
Cuando Miguel Aranguren, con solo 17 años, emprendió un viaje a Kenia, no imaginaba que este sería el punto de partida de su carrera como escritor. En su diario, anotó cada experiencia y vivencia en África Oriental. Un día, sus relatos, llenos de vida y emoción, llegaron a las manos de Luis Valls. Éste, impresionado por la pasión y el talento de Miguel, lo animó a convertir esas historias en un libro.
Tampoco sabía que esta conexión inicial se convertiría en una amistad profunda y significativa. Miguel siempre admiró la manera en que Luis Valls ayudaba a los demás con una caridad silenciosa, lo que él llamaba “caridad muda”. Luis creía en ayudar sin buscar reconocimiento.
Luis Valls tenía un gran respeto por el periodismo y frecuentemente escribía artículos. A pesar de que muchos veían a los periodistas con desconfianza, él se esforzaba por conocerlos personalmente y mostrar su verdadero yo, derribando barreras. Siempre desde su honestidad y su humildad.
Además de periodistas, Luis Valls tenía una red de amigos diversa, que incluía figuras como Julio Iglesias, toreros y sindicalistas de todas las ramas. Su capacidad para ayudar era inigualable. Si alguien pasaba por un mal momento, Luis intervenía discretamente, sin que la persona afectada supiera quién estaba detrás de la ayuda. Esta forma de actuar, según Miguel, es lo que hacía a Luis una persona irrepetible.
Miguel Aranguren siempre lleva consigo una frase de Luis Valls: “nunca pasa nada”. Esta simple expresión encierra una filosofía profunda: vive en paz, haz el bien sin esperar nada a cambio, y si las cosas no salen como esperas, no pasa nada.
El legado de Luis Valls sigue vivo en cada acción y palabra de Miguel Aranguren, recordándonos que la verdadera caridad no necesita aplausos, sólo un corazón dispuesto a hacer el bien en silencio.